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lunes, 3 de mayo de 2021

Los 50 años de la clasificación a México 70: Una mirada desde otros frentes

 Los 50 años de la clasificación a México 70: Una mirada desde otros frentes

Por Carlos Cenzano
1) Antecedentes deportivos:
El proceso clasificatorio para México 70, acorde a la desorganización del fútbol peruano, no obedeció a un trabajo planificado. En 1968, la dupla Didí y Tito Drago fue encargada por la FPF para dirigir a la selección en 7 partidos amistosos jugados en Lima que supuso la convocatoria y preparación previa básica de los mismos, en los que se perdieron 3 y empataron 4 frente a Brasil (3-4 y 0-4), Chile (1-2 y 0-0), Argentina (2-2 y 1-1) y México (3-3). El hecho de no obtener un solo triunfo en condición de locales, generó la desconfianza de la prensa y la hinchada. El dueto Didí-Drago no estuvo a la altura de las expectativas y se percibía un conflicto y una baja empatía entre ellos.
Didí, luego de obtener el título nacional de 1968 con Sporting Cristal en final jugada ante Juan Aurich, fue nombrado técnico de la blanquirroja a fines de enero de 1969, es decir, 6 meses antes del inicio de las eliminatorias. Una vez al frente de la selección, Didí efectuó una primera convocatoria de 44 jugadores, muchos de ellos, descartados por el asistente técnico, Alejandro Heredia, en circunstancias que Didí se encontraba dirigiendo a Cristal en los partidos de Copa Libertadores ante equipos chilenos. Luego de una semana de partidos amistosos en Ica, Didí redujo el grupo a 24 jugadores, siendo separados algunos cracks por lesiones y otros por razones técnicas.
El técnico carioca, era consciente del potencial del seleccionado local en el que se alternaba la veteranía y experiencia de Luis Rubiños, Eloy Campos, José Fernández, Héctor Chumpitaz, Orlando La Torre, Pedro y Javier Gonzáles, Nicolás Fuentes, Perico León, Luis Cruzado, Pitín Zegarra y Alberto Gallardo con la juventud de Teófilo Cubillas, Roberto Chale, Ramón Mifflin, Julio Baylón, Percy Rojas y Oswaldo Ramírez. No obstante, Didí comprendió que la calidad de los jugadores no era suficiente para clasificar al Mundial mexicano en tanto no se desarrolle una intensa agenda de partidos internacionales con selecciones de alto nivel. Por otra parte, Didí, trazó un plan para aislar al seleccionado estableciendo una concentración de corte militar utilizando, para tal fin, las instalaciones de Huampaní y Playa Hermosa en Ancón. El principio de autoridad no estaba en discusión y se instauró un estricto régimen disciplinario que Didí supo manejar a sabiendas que contaba con verdaderos cracks, algunos de ellos, con personalidades complejas de manejar como Perico León, Roberto Chale, Orlando La Torre, Julio Baylón y Ramón Mifflin.
Luego de disputar 15 partidos de preparación en 5 meses, ante los seleccionados de Brasil, México, Colombia, El Salvador, Paraguay, Uruguay, Ecuador, un combinado de Arequipa y el Gremio de Porto Alegre, los resultados arrojaron 9 triunfos frente a 3 empates y 3 derrotas, anotando 26 goles y recibiendo 16. El equipo titular estaba definido con Rubiños, Pedro Gonzáles, Orlando la Torre, Héctor Chumpitaz, Nicolás Fuentes, Roberto Chale, Ramón Mifflin, Teófilo Cubillas, Julio Baylón, Perico León y Alberto Gallardo.
Argentina, nuestro rival directo, no reflejaba en su selección el éxito de Racing y Estudiantes de la Plata, campeones de la Copa Libertadores de los años 1967 y 1968 respectivamente. La AFA atravesaba una terrible crisis interna a tal punto que, entre 1968 y 1969, fueron 4 los técnicos que se pusieron al frente de la albiceleste: Renato Cesarini, José Minella, Humberto Maschio y Adolfo Pedernera quien, finalmente, se hizo cargo del equipo para el proceso eliminatorio. La selección gaucha contaba con muy buenos jugadores como Cejas, Perfumo, Marzolini, Basile, Pachamé, Yazalde, Onega, Bernao, Brindisi, entre otros, pero no llegaba a consolidar una propuesta colectiva sólida que era lo que más preocupaba a su prensa. No obstante, los argentinos se sentían superiores y con la primera chance para clasificar. Por su parte el cuadro boliviano contaba con cuatro jugadores argentinos nacionalizados y tenían la seguridad de triunfar en la durísima altura paceña en donde resultaban, prácticamente, imbatibles.
Un dato importante a tomar en cuenta es que, a nivel de enfrentamiento de equipos peruanos frente a argentinos por Copa Libertadores, Alianza Lima venció a domicilio a Boca Juniors en 1966, en tanto, un año después, Universitario hizo lo mismo con Racing y River Plate en aquella épica gesta ejecutada en 48 horas.
2) El contexto socio político y la utilización del fútbol por parte de la dictadura militar:
El sistema democrático del Perú, había sido interrumpido 9 meses antes del inicio de las eliminatorias para México 70 en virtud al golpe de Estado ejecutado por el General Juan Velasco Alvarado, hasta ese entonces, Comandante General del Ejército y Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, quien derrocó al frágil gobierno de Fernando Belaunde Terry, estableciendo la Junta Revolucionaria de las Fuerzas Armadas presidida por Velasco.
Hasta ese entonces, el país se debatía en la crisis del Estado oligárquico entendido como una forma de dominación de los grupos de poder económico. El discurso del “gobierno revolucionario” de las fuerzas armadas llegaba cargado de conceptos reformistas en un escenario en el que los poderes del Estado eran manejados por la Junta Militar, los partidos políticos debilitados, sin representación ni capacidad de organización y respuesta en tanto, los medios de comunicación, sin disposición de enfrentarse al régimen castrense por temor a perder sus diarios, revistas, radios y canales de televisión, se allanaba y acomodaba al nuevo contexto.
La dictadura militar de Velasco se estrenó a los seis días del golpe, con la revolucionaria decisión de nacionalizar a la International Petroleum Company (IPC), compañía americana encargada de la explotación de los yacimientos de la Brea y Pariñas en Talara. Se instaura el “día de la dignidad nacional”. Aquella decisión de no pagar un centavo a la IPC con el paso del tiempo, quedó al descubierto cuando el gobierno militar autorizó fondos públicos a favor de la IPC.
No obstante, la medida más controvertida y de mayor impacto de la Junta Militar se adopta a poco más de un mes de iniciarse el proceso eliminatorio: la Reforma Agraria. El 24 de junio de 1969 al promulgar la Ley de Reforma Agraria, Velasco dejó la siguiente frase para la historia: “Campesino, tu patrón ya no comerá más de tu pobreza”.
La movilización multitudinaria de los hinchas y la inusitada cobertura de la prensa de cara al triunfo peruano ante Argentina en Lima, provocó que, a partir de ese momento, la dictadura militar se cuelgue del fútbol para utilizarlo como medio de sensibilización de sus acciones. Velasco invita en más de una oportunidad al plantel de la selección a Palacio de Gobierno, para cenar, entregar uniformes o simplemente agasajarlo. La presencia en el vestuario peruano de los ministros de educación y del interior, generales Alfredo Arrisueño Cornejo y general Armando Artola se convirtió en habitual.
Sin embargo, el hecho más significativo y visible de Velasco vinculado al fútbol se dio en el partido de vuelta frente a Bolivia en Lima, una semana después que se perdiera en La Paz por 1-2 en aquella jornada en el que el nefasto juez venezolano Sergio Chechelev, anulara de manera injusta y anti reglamentaria, un gol a Gallardo y que, adicionalmente, expulsase a Mifflin y Fuentes lo que ocasionó que fueran suspendidos por un año. La semana previa al partido de revancha, los medios de comunicación y los operadores políticos del gobierno militar, se encargaron de crear un escenario de vendetta nacionalista. Luis Bedoya Reyes, Alcalde de Lima, entusiasmado con la movida futbolera, ordenó pintas alusivas en los buses de transporte metropolitano en tanto que, agentes de la Junta Militar, volantearon mensajes encubiertos de la prédica nacionalista populista. Incluso se especuló que todo ese desagradable acto de la quema del fantoche que representaba a Chechelev en la previa del partido, fue coordinada con los operadores del régimen.
Luego de la interpretación de los himnos, Velasco rompió el protocolo del partido y bajó con su comitiva para saludar a las autoridades y jugadores. Lo que siguió fue algo inesperado para todos los presentes, incluida la terna colombiana y las autoridades de la CSF y la FPF, pues, el General Velasco rodeado de una impresionante seguridad dio la vuelta olímpica completa recibiendo una atronadora ovación desde las cuatro tribunas, circunstancia que fue tomada por la prensa como un aprovechamiento político del fútbol o la singular forma de medir su popularidad a diez meses de haber tomado el poder mediante un golpe de Estado. Velasco y su corte, se instaló en el palco presidencial del Estadio para disfrutar el triunfo peruano, gritando los goles a voz en cuello y en medio de la emoción colectiva hizo esta proclama una vez acabado el partido: “Esto es civismo. Este triunfo tiene sabor a petróleo y reforma agraria. ¡Arriba Perú!”.
La delegación nacional visitó a Velasco antes de partir a Buenos Aires para el partido definitorio ante los gauchos y luego de la clasificación, al arribar a suelo peruano se trasladó del Aeropuerto a Palacio de Gobierno en, probablemente, la concentración popular más importante y concurrida de la historia del fútbol y del deporte nacional en general.
Morales Bermúdez se estrenó en el fútbol como Presidente de facto a los meses de derrocar a Velasco recibiendo a los campeones de la Copa América en octubre de 1975. Dos años después, los militares continuaron colgados del fútbol, encargando la composición de Contigo Perú a Augusto Polo Campos, siendo memorable, aquella escena en que Morales Bermúdez baja a la cancha luego del triunfo frente a Chile que nos clasificó a la Liguilla para Argentina 78 y abrazado de los jugadores, cantó el himno nacional enfundado en la camiseta del capitán Julio Meléndez.
Los militares al mando de la nefasta dictadura que destrozó la economía, la industria y las libertades del país, tuvo la suerte de coincidir con la mejor etapa y generación de nuestro fútbol y lo utilizó al servicio de sus intereses populistas.
3) Lo que significó aquella clasificación en la historia:

La clasificación peruana al Mundial de México 1970, marcó el inicio de la etapa más importante de la historia del fútbol peruano a través de la mejor generación de futbolistas que dio nuestro país. Sobre los detalles de la clasificación de 1969, hay muchas historias reales y otras que son leyenda. Lo cierto es que ese brillante grupo de jugadores cambió la historia de nuestro balompié, hasta ese momento, carente de hechos más allá de la participación del Mundial de 1930, la trunca y deformada gesta de Berlín 1936 y el título sudamericano de 1939. Aquella selección supo convivir meses de concentración sin las comodidades de estos días, teniendo entre sus filas a verdaderos cracks e ídolos de nuestro fútbol que se allanaron a los códigos de orden y disciplina impuestos por una celebridad del fútbol mundial, un bicampeón de la categoría de Didí.
En 1969 la población del Perú era de 11 millones de personas. Los medios de comunicación no le daban la cobertura que se despliega en estos tiempos ni existían diarios especializados o programas y bloques deportivos extensos y dedicados como ocurre ahora. La espera de 40 años sin participar en un Mundial hizo explotar a un país convulsionado y lleno de carencias. A diferencia de lo ocurrido en la clasificación a Rusia 2018, aquella selección ganó en la cancha su derecho a jugar el Mundial, sin repechajes ni liguillas. Perú fue protagonista en México 70, siendo considerada la revelación del torneo, accediendo a cuartos de final perdiendo ante, probablemente, la mejor selección de todos los tiempos: el Brasil de Pelé, Gerson, Tostao, Jairzinho, Rivelinho y demás genios. La selección ocupó la sétima posición, la mejor en la historia peruana en mundiales; Teófilo Cubillas fue nombrado jugador revelación joven quien anotó 5 goles y de paso, obtuvo el trofeo del Fair Play. No hay forma de comparar la clasificación a México 70 con la de Rusia 2018, por más publicidad y deseos de algunos periodistas y operadores deseosos de escribir una nueva historia que no se dio.
Parte de este grupo obtuvo el título, no un subtítulo, de la Copa América de 1975: Chumpitaz, Cubillas, Sotil, Percy Rojas, Oswaldo Ramírez. Salvo Ramírez, los nombrados nos clasificaron a Argentina 78 y jugaron una brillante primera etapa y nos clasificaron al Mundial de España 1982, al que asistieron Cubillas y Rojas. Esta magnífica generación de jugadores, insisto, la mejor de nuestra historia, cerró su ciclo en aquel empate a 2 goles ante Argentina en 1985. Héctor Chumpitaz nos clasificó a 3 mundiales, jugando todos los partidos de las clasificatorias correspondientes, siendo protagonista en México 70 e importante en 1978 y siendo campeón de la Copa América 1975. Chumpitaz no tiene película sobre su vida, ni monumento y, por ahí, si algún Estadio de poca importancia que lleva su nombre. Cubillas, duela a quien le duela, el futbolista peruano más universal y reconocido, ha sido destrozado por esa nueva prensa oficialista del actual sistema del fútbol, por la difusión de unos audios que nada tienen que ver con su brillante trayectoria futbolística.
En 1969, Didí fue Gareca, el genio que cambió la mentalidad del futbolista peruano, el responsable de la alegría colectiva de un país ajeno a la autoestima de los triunfos futbolísticos. El Perú agobiado por la dictadura militar, se abrazó por el fútbol y se movilizó gracias a él. Un año después, luego de dirigir la gran participación nacional en el Mundial azteca, fue acusado e investigado de favorecer a sus paisanos en el partido de cuartos de final al no alinear a La Torre e insistir en Campos, Chale y Baylón a pesar de su bajo nivel. Marcos Calderón y el mismo Tim pasaron de héroes a villanos por resultados deportivos.
Nuestra prensa y afición tienen rasgos bipolares y amnesia colectiva respecto al reconocimiento de los logros que no se pueden desdeñar por el paso del tiempo o por razones extra deportivas. Esos jugadores que nos clasificaron a un Mundial después de 40 años, son leyenda e historia viva y si bien algunos perdieron la vida como Alberto Gallardo, Julio Baylón, Luis Cruzado, Javier Gonzáles y Nicolás Fuentes, la mayoría de ellos están vivos y, 50 años después de aquella gesta del 69, merecen más que un recuerdo. Ese grupo de jugadores siempre fue unido y así se han mantenido a lo largo del tiempo a pesar de las ausencias y la distancia.

Fueron héroes, no lo olvidemos.