lunes, 17 de septiembre de 2012

Pedrito Ruíz y Hugo "Cholo" Sotil 1983




Hugo Sotil Yerén, iqueño de nacimiento,  fue figura desde que se hizo notar con el Municipal en la segunda división hasta lograr el ascenso. La rompió en la profesional y fue considerado por Didí en la  nómina que asistió al mundial de México 1970 en donde demostró su clase internacional. En Municipal hasta 1973 fue la máxima atracción del torneo local y la figura del seleccionado peruano en las fallidas eliminatorias al mundial teutón de 1974. Su primer año en el Barcelona de España fue brillante logrando el título de la liga española formando una dupla de aquellas con el gran Johan Cruyff. Jugó solamente el partido definitorio de la Copa América de 1975 frente a Colombia en Caracas y anotó el solitario gol que convirtió al elenco peruano como campeón. Volvió al fútbol nacional para enrolarse en el gran equipo que conformó Alianza Lima en 1977 y 1978 en  que obtuvo el bi campeonato local. Fue fundamental en las eliminatorias para el mundial gaucho en las que se logró la clasificación  ante Chilem, Ecuador y la posterior Liguilla en Cali con Brasil y Bolivia. Si bien asistió al mundial de 1978 y jugó algunos minutos no logró destacar. Siguió su carrera en el Independiente Medellín de Colombia junto a José Velásquez. Retornó al Muni de sus amores en el que jugó ya sin el brillo de antes retirándose en 1984 jugando por los Espartanos aunque al parecer su última camiseta oficial fue la del Deportivo Huancayo en 1986. Sotil fue el ídolo de las tribuna que gozaba de su increible manera de driblear y de aguantar las marcas que le imponían. Su biotipo y su cabellera sintonizaron con el pueblo que veía reflejado en el Cholo al provinciano triunfador. Su vida desordenada le negó alcanzar la gloria mundial y tener una carrera sostenible con el tiempo. Uno de los 5 mejores jugadores de la historia del fútbol peruano.

Pedro Ruíz La Rosa, huaralino de nacimiento debutó en 1970 defendiendo los colores del Defensor Lima. A diferencia de Sotil, Pedrito  si bien mostraba pinceladas de crack, no fue ídolo desde su aparición. Tras dos años en Defensor Lima jugó en 1972 por el Juan Aurich. Regresa en 1973 y juega solo 3 partidos en la campaña del Defensor campeón. En 1974 pasa al Unión Huaral y empieza a escribir su gran historia. El elenco huaralino se convirtió en el favorito de la tribuna y Pedrito como el preferido de las graderías. Logró el subtítulo nacional en 1974 y el campeonato en 1976. Formó parte del equipo campeón de la Copa América de 1975. En 1983 juega por Sporting Cristal y obtiene su tercer título nacional con 3 equipos distintos. Su desarreglada vida personal y su fobia a los aviones le impidieron llegar más lejos. Fue un genio con la pelota en los pies, tenia buena pegada y una increíble capacidad para lanzar pases largos. Un ídolo de multitudes.  Un tipo sencillo y bueno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no me equivoco, Pedrito Ruiz La Rosa prolongó su carrera hasta el 87, en su Huaral querido. El gol que le hace al arquero argentino pelado del Alfonso Ugarte, casi del córner (o fue del córner?), se me fue el nombre del arquero, era más o menos conocido, en uno de los preliminares de una liguilla final, era aún de día, en el Nacional, arco norte, yo estaba en Oriente, casi no vi el gol, volteé cuando la gente empezaba a gritarlo...este gol fue por el torneo del 87, cierto?

Lucho T.

Anónimo dijo...

Ya me acordé del arquero argentino peladito: Rubén Deleva.

Lucho T.

Ham dijo...

Ese gol al Alfonso Ugarte fue por la liguilla 87, jugada en el verano del 88, eran esas liguillas con tripletes. En aquella participaron la U, Cristal, Huaral, el Bolo, Alfonso Ugarte y Alianza luego de la tragedia del Fokker, con Velasquez y Cubillas vistiendo de corto por ultima vez. El estadio se llenaba desde temprano, los miércoles se jugaba desde las 4 pm y los domingos desde mediodía. Pedrito Ruiz debe ser uno de los mejores pasadores de pelota que he visto, las ponía como con la mano dejando sólo al delantero de cara al gol, prácticamente caminaba en la cancha, pero desnivelaba con su extraordinaria precisión en los pases largos.