sábado, 1 de agosto de 2009

Orlando la Torre y Roberto Challe (1969)




Ambos jugaron las eliminatorias del Mundial de México 1970 a gran nivel siendo de las principales figuras de aquel proceso. Han quedado para el recuerdo sus actuaciones monumentales en el partido definitorio frente a la Argentina en la Bombonera en agosto de 1969. La Torre fue un baluarte de la defensa hasta su expulsión en los últimos minutos del partido manteniéndose fresca aún aquella imagen en que "Chito" después del segundo gol de "Cachito" Ramírez, se dirije a la tribuna popular, se jala la camiseta, se golpea el pecho y les alza los brazos gritando el gol de la clasificación.


La actuación de Chale en aquel partido ha pasado a la historia del fútbol peruano. No sólo les jugó a los argentinos con sus armas y mañas, sino que fue fundamental con la pelota en los pies, jugando en primera y con precisos pases cortos y largos y cortando el juego, marcando, hostigando, aburriendo y provocando a los gauchos. Aquel pelotazo en la cabeza de Rendo terminando el primer tiempo marcó la pauta del partido.
Ambos jugaron el Mundial de México 70 y se recuerda de La Torre el hecho que Didí lo sentó sin ninguna explicaciòn de por medio en el partido de cuartos de final con Brasil haciendo jugar en su lugar a un veterano y lento José Fernández, situación que generó un enfrentamiento verbal con el brasileño a que acusó de una conducta sospechosa. Chale a pesar de anotar un gol ante Marruecos no llegó a brillar en el mundial azteca.


La Torre fue un jugador muy temperamental y fuerte que lo convirtió en uno de los mejores centrales de mediados de los 60s a principios de los 70s. Jugó muchos años en Sporting Cristal y estuvo presente en el partido de la terrible bronca con Boca Juniors en la Bombonera en el año 1971 que trajo consecuencias funestas para su vida particular en vista que su madre falleció de la impresión al ver la descomunal pelea. Si bien fue convocado para las eliminatorias de Alemania 1974, La Torre ya no fue el mismo jugador de antes. Jugó en el Barcelona de Guayaquil y posteriormente en el Sport Boys y el Juan Aurich.


Chale fue un jugador inteligente y prodigioso con la pelota en los pies. De juego elegante y altamente técnico fue baluarte y figura de Universitario en las campañas que sacaron campeón a los cremas en 1966, 1967 y 1969. Posteriormente pasó al Defenso Lima equipo con el que salió campeón en 1973. Su vida desordenada y su temperamento mal controlado no permitieron que este genio del fútbol llegara a tener la estatura internacional que le correspondía. Luego jugó sin éxito en Sport Boys y Sporting Cristal, regresando a Universitario en 1977 pero una suspensión motivada por una agresión a un árbitro lo alejó de las canchas por un período en el que se marchó a jugar a Ecuador. Años después volvió a la "U" pero ya en el ocaso de su carrera y sin mayor suceso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

el apelativo de "chito" se lo gano por su juego ,fuerte y tecnico ; Didi lo sienta porque durante la preparacion para el mundial sufre una agresion por parte del volante Gerson . lo postra por varios meses peligrando su asistencia a la justa mundialista,el jura venganza.. lo cual la prensa ayuda a calentar los animos

Jorge Segura Díaz dijo...

Esta foto junta nada menos que a dos de los más grandes caudillos del fútbol peruano a La Torre y Chale. Justamente los dos le pusieron el sabor picante al partido de la Bombonera y exasperaron a los argentinos. Ambos "chito" y el "niño terrible" les ganaron la moral. Ambos fueron fundamentales en la clasificación y especialmente en ese partido. Luego mostraron lo que valían en el propio mundial de México. Lo que si da bronca recordar es que Didí por razones inexplicables excluyó a "chito" del partido contra Brasil. No sé si el Perú hubiese ganado el partido, porque Brasil estaba imparable y de todas maneras hiva para campeón, por lo que no necesitaba la "ayuda" de Didí como muchos ha insinuado. Lo único que se es que con "chito" en la defensa el marcador hubiera terminado más ajustado. Perú le hubiese dado más pelea, porque la legendaria garra y guapeza de Orlando era contagiosa. Un verdadero caudillo.